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     ¨La princesa Alejandrina¨.

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    MensajeTema: ¨La princesa Alejandrina¨.   ¨La princesa Alejandrina¨. EmptyVie Sep 02, 2011 8:14 pm

    La reina Alejandrina.

    Prólogo
    —Alguna vez te has preguntado… ¿Por qué hay tristeza en el ambiente?, o la típica pregunta ¿Por qué a mí?, déjame contestarte todas las preguntas que te has hecho de la vida con una pequeña historia, la historia de aquella pequeña niña no mayor de diez años, si… la historia de esa pequeña bolita de valentía y justicia en cada parte de su cuerpo. Podrás creer que estoy hablando de un superhéroe, o algún tipo de abogado o cualquier otra cosa, un padre, sacerdote. Pero no… no me refiero a nada sobre natural o con poderes mágicos. Yo, aquí presente, te narrare la historia de la reina Alejandrina—Mencionaba una anciana de pelo ya tupido de canas, cuyo pelo originalmente es de color topacio.

    —Abuela… me encanta esa historia… ¿Me la puedes contar pero todita completa?, siempre me dejas a la mitad—Mencionaba Julio, un niño no muy alto de once años. Su cara mostraba una expresión no muy conforme, pues su abuelita siempre lo dejaba con la duda.

    —Cariño… siempre te quedas dormido, pero está bien, te contare la historia de la pequeña Alejandrina, solo con una condición.
    La cara del niño mostro más interés de debido mientras preguntaba cual era esa condición.
    — ¿Cuál es abuela?
    —Que guardes un secretito que tengo…—El niño volvió a crear dicha expresión, y accedió completamente.
    La abuela, empezó a narrarle una historia, muy desconocida para el humano…

    —Esta es la historia de Alejandrina, una pequeña princesa que estaba rumbo a hacerse reina, ya que sus padres habían caído en una depresión, cuya depresión hacia crecer una enfermedad en sus cuerpos y ella, era la única heredera al trono, cosa que lamentaba….

    En un pueblo muy lejano, se encontraba un castillo muy lujoso, mientras que en la torre más alta, se encontraba una joven alta, piel blanca y con su pelo largo, tan largo, que con su color topacio se veía como un adorno totalmente elegante. Oh… lamento no haber aclarado de color era su pelo topacio, era azul… un azul topacio.

    La princesa estaba tensa, no quería seguir con este fraude, sabía simplemente que sus padres morirían, y ella, se hacía tonta al creer que no, solo creaba una simple imaginación o modificación en su futuro, quería pensar… que todo iría bien.

    —No… mi familia no se despedazará tan fácil…—Mi dama de compañía, o como prefiero llamara, mejor amiga, me observo, estaba preocupada por mi comportamiento, no comía, no salía de mi cuarto, solo para la limpieza.
    —Princesa… no pasa nada, y usted solo se preocupa… en vano.
    Volteé donde se encontraba, y me puse mas histérica.

    —Claro que no… ¡ellos están muertos!, ¡mueren a cada segundo!, Cada momento… los siento más y más alejados de mi…
    La princesa recostó en su alcoba y empezó a llorar, las lagrimas no soportaban mas, sus ojos enrojecieron y sacaron tanto dolor… ella solo quería que la comprendieran, que entendieran todo su dolor, todo aquello que llevaba dentro, todo lo que depositaba cada día en su corazón.

    La dama de compañía salió del cuarto, estaba preocupada y prefirió llevarle tan si quiera un refrigerio a la princesa, no quería obligarla a nada, pero igual, no quería que muriera de hambre… no su mejor amiga.
    La princesa siguió llorando en su alcoba, no quería seguir pensando en tantas estupideces, si se morían, si no, si yal ves… su cabeza estaba a punto de explotar, no quería seguir fingiendo fortaleza, no quería ser esa niña fuerte de la que siempre hablaban, esa niña sin sentimientos, valiente, capaz de todo lo que se proponga… solo quería ser una niña… tan solo por un momento ella quería sentirse como la gente normal… quería que su mami estuviera al lado de ella diciéndole ¨Todo estará bien pequeña… no llores mas mi amor¨. Solo quería un gentil gesto de su madre… un soplo de vida, una caricia… algo que le dijera que ella, estaba protegida.

    —Ya no quiero vivir… no más sufrimiento…
    — ¿Qué?, por Dios que niña mas mensa… a ver si vas cambiando tu actitud ¿he?
    La princesa se sorprendió, volteo hacia donde se encontraba dicha vos y encontró varado en su cama a un duendecillo travieso, con vestiduras verdes y pelo café, muy diminuto, al menos del tamaño de un dedo meñique.

    —Tu… tu… ¿Quién eres?—No se podía mover, estaba completamente pasmada en su cama, como si hubiera visto a un fantasma muy feo.

    —Yo, soy Ween, un duende de la Corporación, ¨ El Duende Mágico¨
    La princesa se desvaneció, el duende se sorprendió y empezó a reír.

    —Jajaja, siempre hacen la misma reacción—Hecho un polvo a la nariz de la princesa, y despertó de un estornudo.
    Se alejo del duende poco a poco dando pasitos para atrás, y pregunto…

    — ¿Qué quieres…?
    El duende volvió a reír, y contesto gentilmente

    —Vengo a ayudarte a conseguir la medicina de tu mamá, pues me dijo Catherine, que necesitas de mi ayuda.
    — ¿Mi dama de honor?
    —Si... oye ¿no tienes comida? Tengo mucha hambre—Sonriendo gentil de nuevo.
    La princesa le ofreció un poco de queso, el cual no dudo en aceptar.

    —Bien… primero, ¿por que necesitas comer? Eres mágico, ¿no te alimentas solo o algo así?, segundo, ¿Cuál medicina…? ¿Dónde está?

    —Bien… soy mágico, pero necesito comer pequeña, y la segunda, tu madre necesita una medicina especial para vivir, y esta, en el castillo, pero, está protegido por el malasio
    — ¿Malasio?
    —Sí, es un hombre alto, feo y decepcionante, da asco prácticamente

    La dama de honor de la princesa Alejandrina ya regresaba con el refrigerio, al notarlo la pequeña decidió partir en el instante.

    —Bien, ¿Cómo iremos?
    El duende succionó el queso que le quedaba, y saco unos polvos, empezó a espolvorearlos.
    La princesa se convirtió en una enana princesa.

    — ¡¿Qué?! Lo enano no me queda…
    —Bien pequeña, ese no es mi problema, ahora sígueme.

    La princesa se olvido completamente de su dolor interior, se divertía con ese duendecillo, además, sabía que conseguiría la curación para su mamá, claro, sin olvidarse de su padre, no crean que era tan egoísta.

    Todo marchaba de maravilla, la niña se estaba divirtiendo en el camino, por que mentir, pero… un recuerdo vino hacia ella al hacer una acción.

    —Oye… mira ese ratoncito… ¿no te da lástima?

    La niña que ahora era una diminuta duendecito volteo a ver al ratoncito mencionado… un pobre ratón al que le habían arrancado la colita, demasiado flaco por falta de alimento, le dieron tantas ganas de llorar…
    La niña se le acerco al ratoncito, que para los años ratones, el, apenas era un bebe.

    —Oh… ¡pequeña cosita!, ¡ten, ten un poco de comida!— Extendió un poco de queso en su mano, a lo cual el ratón respondió apenas moviéndose, a lo que la pequeña prefirió dárselo en la boca.
    El duende la observo… ¿Qué hacia?, para ellos hacer tales cosas era algo muy bajo, los duendes por alguna razón eran muy egoístas.

    Y en esta parte… en esta justa parte empezó a criticarla el duende, a decirle que por que lo hacía… y de igual forma, le recordó a su mamá, la cual no era igual a él, ella siempre le decía…

    —Vamos pequeña… tienes mucho ¿Por qué no le das un poco?, tienes tanta comida que no te dañara en lo mínimo, darle la mitad el pequeño— Decía su mamá, la reina Clarín empujándola hacia un niño del orfanato, para que le diera la mitad de su pan.

    — ¡No!, ¡qué asco!—Dijo Alejandrina de tan solo tez años, e niño solo agacho la cabeza, sus lagrimas casi salían, pero se sorprendió al ver a la pequeña princesa salir corriendo, cosa que le daño mas…
    —No… toma pequeño… no tienes por qué poner esa carita —Ofreciéndole toda una pieza de pan, pan, que solo preparaban para los reyes, el más exquisito pan del pueblo.

    —Hm… ya, roa— El pobre niño era sordo, cosa que no le permitió el saber hablar, la reina solo le acaricio su pelo, a lo que la princesa se asqueaba con su tonto pensamiento de ¨¡Qué asco!, mi mamá lo acaricio… ¿no tendrá piojos?¨

    La princesa convertida en duende, volteo a ver a su amigo y sonrió…

    —Tengo mucho… no me dañara en nada darle solo un poco…— Pronunció metiéndole más queso, a ese pobre ratoncito bebe.
    El duende callo, y solo sonrió al ver las acciones que hacía, idénticas a las de su madre.

    —Bien Alejandrina, continuemos, pero te lo advierto, en una parte del castillo existe una manada de ratones saltarines, no son tan amistosos como estos… mejor quedate atrás, yo te cubro.
    —Oh, si

    Si, como lo dijo Ween, llegaron a un lugar lleno de ratones saltarines.

    — ¡Ween!—Dijo Alejandrina esquivando a uno de los ratones, los cuales no dejaban de saltar.
    —Dime Alejandrina…
    — ¿Por qué a ti no te atacan?
    —Bueno… yo me encuentro muy atento, no es que no me ataquen Alejandrina, se mover mis pies y esquivarlos rápidamente.

    De pronto, salieron de dicho lugar con ratoncitos saltarines, y entraron al cuarto de ¡Las Trampas Para Ratones!

    —Cuidado Alejandrina, en este cuarto hay que tener MUCHO, cuidado…

    Todo marchaba bien, al parecer, Alejandrina estaba esquivando bien todas las trampas del cuarto… pero como dije… al parecer.

    — ¡Ah!

    El duende voltea rápidamente al oír el grito de la pequeña y descubre que una trampa la avia acorralado

    —Alejandrina… ¡ya voy pequeña!

    Alejandrina no podía salir de la trampa, se encontraba entre su resorte y la madera de la trampa, cosa que le arrebataba poco a poco el poco aire que le quedaba a la pequeña.

    — ¡No!—Grito desesperadamente Ween mientras observaba a la pequeña siendo aplastada o acorralada por la trampa para ratones.

    —A-Ayuda…me—El aire que le quedaba se estaba extinguiendo, no soportaría un solo segundo más ese alambre empujando su débil y diminuto vientre.
    El duende Ween avanzó hacia ella, de pronto, observo como los ratones saltarines se dirigían hacia ellos, al parecer, los cuidadores del castillo han notado la existencia de las ratas en dicho cuarto, así que decidieron enviarles un regalito, un veneno en aerosol

    —Vámonos de aquí— Menciona Ween sacando a la princesita de la trampa, de pronto, tal veneno empezó a hacer su reacción, sus parpados se volvieron muy pesados, la niña y el duende estaban a punto de tocar el suelo al caer desmayados, pero como siempre… alguien debe aparecer ¿no?

    Un objeto raro, que se supone que debería de ser inanimado alcanzó a tocar la piel de ambos y evitar que su cuerpo azotara contra el suelo.

    — ¡E!— Pronuncio un… ¿plato?

    La pequeña reaccionó, se levanto y pudo observar a su amigo el duende platicando con el plato del que les avía contado.

    —Hm… ¿Qué?— La cabeza de la niña empezó a dar vueltas, sus ojos se desorbitaron y volvió a caer desmayada…

    El duende y el plato la observaron, su diminuto cuerpecito había absorbido mucho veneno a decir verdad, no lo podía resistir, al menos pasaría un día totalmente dormida.

    —Bien… en la noche partiremos
    Si señor—Pronuncio el plato, el cual ya le había comentado al duende que la corporación ¨ El Duende Mágico¨
    —Bien Plato, necesitamos que nos ayudes, necesito algo de comida ¿puedes conseguirla?
    — ¡Claro que si!, ¡Cuente con ello!— Menciono el plato saludando y aminando como un soldado, se tomaba su trabajo muy en serio a decir verdad.
    El duende volvió a recostar, estaba muy cansado al igual que su pequeña amiguita Alejandrina, no quería más problemas.

    —Bien… a descansar Alejandrina…

    La niña volvió a despertar, ya se estaba de noche, mientras su amigo comía un poco de queso.

    -Am… ¿Qué pasa…?- El duende volteó a verla, y con una expresión de alegría, le respondió.
    -Ya llegamos…- La niña salto del plato que la llevaba y emprendió su viaje caminando mientras su sonrisa se hacía más grande.
    El Duende abrió una puerta, los nervios comían viva a la pequeña, la puerta empezó a abrirse más y más, hasta que esta se abrió completamente.
    Ween empezó a caminar, seguido de la pequeña entraron a un cuarto mágico, todo se realizaba solo. La pequeña pudo observar una escoba barrer, sin siquiera tener a alguien que la mueva.

    -Aquí es… los polvos mágicos- Pronuncio el duende entrando a un cuarto lleno de bolsitas, que dentro de ellas al parecer llevaban un cargamento de polvos mágicos. Todos y cada uno de esos polvos tenía un uso; amor, envidia… muerte.
    El duende alcanzó a recoger unos polvos, cuyos en su empaque decía ¨Vida¨, la pequeña sabía que con eso, su madre podría estar bien… ¡Su madre!, se había olvidado completamente de ella… ya habían pasado tres días, y ella no sabía de su madre.

    -Vamos Ween, ¡Debemos irnos!

    La pequeña y su amigo duende llamado Ween volvieron a tomar el camino de vuelta. Como siempre, el camino de vuelta se le hizo demasiado rápido, no fue como el otro camino de vuelta.
    Y más rápido llegaron todavía, al ser traídos por una carrosa demasiado elegante.
    El duendecillo roció de nuevo polvos en la pequeña, convirtiéndola de nuevo, en la misma niña que era antes…
    La niña estaba demasiado apresurada, corrió por los pasillos del castillo de sus padres, corrió, corrió, y corrió…

    Entro a la habitación de su madre… era demasiado tarde.

    -Lo siento pequeña…- Pronuncio una de las señoritas que hacia el servicio en el castillo.

    -No… ¡NO!

    Todo su esfuerzo… todo… se ha venido abajo las lagrimas empezaron a salir de esa pequeña niña… ya era demasiado tarde…

    Fin.

    -¡Abuela!, esa historia estuvo ¡Genial!- Dijo el niño aplaudiendo y muy emocionado, todo lo contrario a su abuela.
    -Si hijo… pero… ¿Aprendiste tu lección?, no siempre hay un final feliz…
    -Si abuelita- Dijo el niño ya con su cabecita más baja.

    De pronto, un pequeño duendecito demasiado parecido a Ween, salió debajo de la cama del niño, el niño, no lo podía ver, pero la abuela volteo donde estaba el duendecito, y le cerro el ojo.

    -Adiós… Alejandrina- Pronunció… Ween.



    Última edición por Inmor-chan el Sáb Sep 03, 2011 3:56 pm, editado 1 vez
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    MensajeTema: Re: ¨La princesa Alejandrina¨.   ¨La princesa Alejandrina¨. EmptyVie Sep 02, 2011 9:19 pm

    Como te dije cuando me leiste este fic, me gusto mucho, no sabria como explicarte.

    Tiene de todo, la tristeza nunca se marcho de el jajaja, suponia que alejandrina era la abuela no se por que, pobre niño la abuela le mato los sueños :l.

    me encanto tu historia, no puedo negartelo, todo un cuento para niños xd
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    ¨La princesa Alejandrina¨.
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